¿Qué tal habéis pasado el fin de semana? Yo genial, con mi niña, mi marido, la familia... perfección se queda corto.
Bueno, hoy os traigo una manicura que me he hecho con un degradado en tonos malvas y morados, ¿os quedáis a verla?
Empezamos, como siempre, con una capa de esmalte protector, endurecedor o lo que necesitéis.
Posteriormente aplicamos una (o dos) capas de esmalte blanco mate. En mi caso, usé uno de Essence, de la edición limitada Girl's reloaded.
Es un blanco que con dos capas queda totalmente opaco. Sé que Opi tiene uno blanco que con una capa queda perfecto.
Después aplicamos un esponjado con un esmalte lila, en mi caso, uno de Kiko, el 331. Es un lila pastel que me encanta. Yo lo usé dejando el primer tercio de la uña sin tocar.

Ponemos un poquito de esmalte en superficie no porosa.


Podemos dar tantas capas como queramos hasta conseguir el color que queremos. Hay que tener cuidado en dejar secar porque si no, corremos el riesgo de irnos llevando el esmalte en la esponja.
Eso es exactamente lo que me pasó a mí, así que, tuve que rectificar un poquito con esmalte blanco...

Para terminar con el color, usamos un esmalte morado, en mi caso, uno de Kiko, el 333. Es un color absolutamente precioso. Lo aplicamos desde la punta de la uña hacia arriba, ocupando aproximadamente el último tercio, de manera que tendríamos tres colores mezclados: blanco, lila y morado.



A mí, particularmente, me gusta que quede muy intenso sobre todo, en el filo de la uña, pero eso es a gustos...

Para finalizar la manicura, usamos un top coat o capa final con un esmalte trasparente. En mi caso, como era un diseño con varias capas, no me la quise jugar y usé el de Konad.
Y ahora... ¡a limpiar!
Y bien.. ¿qué os parece? ¿Os gusta este tipo de manicura?
A mí el resultado me encantó.


Cuando terminé de hacerla pensé que igual tenía que probar a hacerla al revés, empezando por el color oscuro e ir degradando hacia el blanco, aunque ahí va a costar algo más de trabajo conseguir que quede opaco...
¡Un saludito!